sábado, 22 de diciembre de 2018

GLIFOSATO EN EL PERÚ.


DEWAYNE JOHNSOKN, echó glifosato por cuatro años en una escuela pública.
Muchos trabajadores no usan trajes de protección al aplicar plaguicidas.

Informe
Glifosato en Perú: Alerta en los cultivos
Un tribunal de los EE.UU. acaba de concluir que el glifosato le provocó cáncer a un jardinero que lo usó por cuatro años. Se trata del herbicida más usado en el Perú, en cultivos como el cacao, el café y el arroz. La Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) ha decidido iniciar una investigación sobre sus efectos en la salud de los peruanos, que podría llevar a que se prohíba su importación al país.
Óscar Miranda
Domingo, 19 de Agosto del 2018
El hombre se llama Dewayne Johnson, tiene 46 años y entre el 2012 y el 2015 fue jardinero en una escuela de la bahía de San Francisco. Durante ese tiempo, con el fin de acabar con las malas hierbas, roció hasta 150 galones de Roundup, el herbicida más vendido del mundo, producido por la polémica compañía Monsanto. A pesar de que trataba de cubrirse bien el rostro y el cuerpo, algunos días era inevitable que el líquido le cayera encima. Un día le salió una erupción y luego unas extrañas manchas en el cuerpo. El diagnóstico fue devastador: tenía linfoma no Hodgkin, un cáncer del sistema linfático. Incurable.
La semana pasada, Johnson se convirtió en la primera persona en lograr que un tribunal –en este caso, la Corte Superior de California– sentenciera que el glifosato, el principal agente químico de Roundup, provocó esta enfermedad en un ser humano, algo que médicos y científicos de todo el mundo venían advirtiendo que podía ocurrir desde hacía años.
El tribunal condenó a Monsanto a pagarle US$ 289 millones como compensación por daños. Johnson no tendrá mucho tiempo para disponer de esta suma. Es un enfermo terminal y sus médicos no creen que llegue al 2021.
La historia de este jardinero que vive en el otro lado del continente no pasaría de ser en el Perú una triste noticia de interés humano, salvo por el hecho de que el glifosato es el herbicida más vendido y usado en la agricultura peruana.
No es una noticia menor. Y tanto no lo es que, en estos días, los organismos públicos involucrados en vigilar el impacto de los plaguicidas en la salud de los peruanos han decidido tomar cartas en el asunto ante la posibilidad de que historias como la de Johnson puedan ocurrir en el Perú.
Agricultores expuestos
Los hombres van y vienen por los surcos de un campo en el que en unos días se sembrarán lechugas. Están rociando pendimentalina, un herbicida de color amarillo. A unos metros, en el suelo, reposan dos botellas de glifosato cerradas, que esta mañana no serán usadas. Los hombres no llevan ningún traje especial para protegerse, como tampoco lo llevan los trabajadores que echan insecticida en la chacra vecina, en la que las lechugas ya brotaron. Parecen creer que ponerse una capucha en la cabeza es suficiente protección para ellos.
No lo es, por supuesto.
Estamos en los alrededores del centro poblado de Macas, en el distrito de Santa Rosa de Quives, a hora y media en auto del centro de Lima. Luis Gomero, coordinador nacional de la Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA), nos ha traído para mostrarnos su pequeña finca, en la que cultiva hortalizas orgánicas.
Pero lo que más nos sorprende de la visita es encontrar en el camino a numerosos agricultores echando plaguicidas sin tomar las medidas de protección adecuadas. El Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) indica que los trabajadores que aplican estos productos deben usar guantes, botas, mamelucos de dos cuerpos y mascarilla.
Pocos de los que vemos cumplen estas indicaciones. Uno de ellos, incluso, trabaja con las piernas descubiertas.
Luis Gomero dice que 3 millones de peruanos laboran en la agricultura. Según sus cálculos, unos 147 mil se dedican a rociar plaguicidas, es decir, están en permanente contacto con agentes químicos contaminantes. ¿Cuántos de ellos usan las prendas de seguridad que recomiendan las autoridades? ¿Cuántos se dedican a esta actividad durante largos años?
¿Cuántos Dewayne Johnson están enfermándose en los campos de cultivo peruanos, ante nuestros ojos, sin que nadie –ni ellos mismos– lo sepan?
"Nunca en los alimentos"
Cuando Luis Gomero estudiaba Ingeniería Agrónoma en la Universidad Agraria, a fines de los setenta, poco después de que Monsanto introdujera el glifosato en la agricultura mundial, sus profesores le enseñaron que este herbicida solo debía ser usado para controlar el crecimiento de maleza en carreteras, pistas de aterrizaje y canales de regadío.
"Nunca en los cultivos de alimentos", le dijeron.
Cuarenta años después, el glifosato es el herbicida más usado en el cultivo de alimentos en todo el mundo.
¿Cómo ocurrió esto? Las razones son varias. La principal fue que los herbicidas en general hicieron más fácil y más barata la erradicación de hierbas y malezas, lo que en el pasado estaba a cargo de peones. Con los años su precio se redujo –en el Perú, una botella de glifosato de 1 litro cuesta en promedio 30 soles. Por último, las hierbas se hicieron más resistentes, lo que obligó a aumentar las dosis.
En el 2000, la patente de Monsanto sobre el glifosato expiró, lo que provocó la aparición de multitud de marcas que usaban la molécula original. Pero la marca de Monsanto, Roundup, se mantuvo como la más vendida, sobre todo después de que la empresa creó semillas resistentes al herbicida. Esto permitió que, en países como Argentina, productor de soya transgénica, campos enteros fueran rociados desde el aire sin el temor de que los cultivos murieran junto a las malas hierbas.
Lo que los agricultores no previeron –y, según sus críticos, Monsanto ocultó– fue que utilizar este agente tóxico conllevaba graves riesgos para su salud. Y, posiblemente, la de los consumidores.
Los males que causa
La pediatra Flora Luna lleva muchos años investigando el impacto de los alimentos en la salud humana. Fue una de las promotoras de la Ley de Moratoria de Transgénicos y es una de las que mejor conoce en el país los potenciales efectos nocivos del glifosato en nuestros cuerpos.
En su despacho en una clínica local, Luna nos muestra los datos extraídos de la Antología Toxicológica del Glifosato, un volumen elaborado por médicos argentinos a partir de la revisión de 830 artículos científicos dedicados al tema.
Según estas investigaciones, los males provocados por esta sustancia pueden ir desde hígado graso e insuficiencia renal hasta Alzheimer, Parkinson, autismo y diversos tipos de cáncer, incuyendo el linfoma no Hodgkin, sobre el que dos científicos, Hardell y Eriksson, ya advertían en una fecha tan temprana como 1999.
La acumulación de evidencia científica llevó a que, en el 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al glifosato como un probable carcinógeno humano (la segunda categoría en toxicidad cancerígena).
Sin embargo, en todos estos años, Monsanto ha seguido sosteniendo que el glifosato es inocuo y que no causa cáncer.
Esta semana, Domingo le preguntó a la empresa Bayer, que desde junio es dueña de Monsanto, en qué se basaba para sostener esta posición. La respuesta llegó por escrito.
"Más de 800 estudios, incluido el U.S. Agricultural Health Study (...), no encontraron ninguna conexión entre el glifosato y el cáncer. El Instituto Nacional de Salud reafirmó recientemente que el glifosato no causa cáncer y el EPA, la EFSA, la ECHA y otros reguladores alrededor del mundo también han concluido que el glifosato puede usarse de manera segura", señaló.
Sin embargo, en el curso del proceso entablado por Dewayne Jonhson se dieron a conocer una serie de documentos internos –los llamados 'Monsanto Papers'– que revelaron que la compañía no estaba segura de que el agente químico en cuestión no era carcinógeno.
Además, diversos científicos independientes han advertido que los informes favorables de EPA, ECHA y los otros reguladores fueron elaborados con datos proporcionados por la propia Monsanto, mientras que el reporte de la OMS utilizó datos independientes. Una significativa diferencia.
Monitoreo sin glifosato
¿Qué está haciendo el gobierno para regular el uso del riesgoso glifosato dentro del país?
Acudimos, en primera instancia, al Senasa, el organismo que autoriza la venta de los plaguicidas. Humberto Reyes y Jenny Malpartida, director y especialista del Área de Inocuidad Agroalimentaria, respectivamente, enumeraron las indicaciones que figuran en las etiquetas de estos productos: medidas de seguridad, dosis y período de carencia.
Pero, ¿qué pasa específicamente con el glifosato, que es potencialmente cancerígeno? Los voceros del Senasa afirmaron que si es cancerígeno o no es algo que ellos no pueden establecer. "Quien debe determinarlo es la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa)", apuntaron.
Por otro lado, es verdad que el Senasa desarrolla desde el 2011 un programa de monitoreo para detectar la presencia de plaguicidas, medicamentos veterinarios y metales pesados en los alimentos que consumimos. Y que los altos porcentajes de alimentos contaminados que aparecían en el 2015 y el 2016 se han ido reduciendo.
Sin embargo, Humberto Reyes reconoció que en el programa no está contemplada la búsqueda del glifosato. ¿Por qué? Según dijo, porque la probabilidad de que contamine a los alimentos es baja, ya que se aplica antes de la siembra.
Pese a lo dicho, informó que a partir del 2019 se incluirá esta sustancia en la lista de químicos a detectar.
Se inicia investigación
Los voceros del Senasa señalaron que hace unos días, luego de conocer la noticia de la condena contra Monsanto en California, solicitaron a la Digesa que les indique si el glifosato es cancerígeno o no y si deben adoptar medidas.
Así que acudimos a la Digesa en busca de esa respuesta.
Su director, Percy Montes, fue claro: para ese organismo, el glifosato es "probablemente carcinógeno", tal como lo estableció la OMS en 2015.
Le preguntamos si, entonces, no deberían adoptar medidas específicas para prevenir que esta sustancia provoque la aparición de la enfermedad en las personas que la manipulan.
Montes respondió con un anuncio.
Esta semana, la Digesa iniciará una investigación conjunta con el Centro Nacional de Prevención de Enfermedades del Ministerio de Salud para determinar posibles conexiones entre enfermedades y plaguicidas como el glifosato. Paralelamente revisarán estudios internacionalesy locales.
"Eventualmente, se podría restringir o prohibir el ingreso de este producto al país", dijo.
Montes también reconoció que esta decisión se adoptó tras conocer el fallo sobre el caso Dewayne Johnson.
Así fue que, desde el otro lado del continente, el humilde jardinero de San Francisco le recordó a nuestras autoridades que el agente químico que lo enfermó también es un peligro para los peruanos.


domingo, 7 de octubre de 2018

ELECCIONES MUNICIPALES 2018 EN LIMA METROPOLITANA. Un voto anti Urresti-Reggiardo


Veo el titular en El Comercio del día de hoy y me asusta la proyección.   De los tres confío más en el candidato que se encuentra en el centro. ..Jorge Muñoz de ACCIÓN POPULAR. Sí, la lampa de Fernando Belaunde Terry.  
Por las pequeñas vacaciones me puse a investigar sobre las encuestadoras. https://www.ipsos.com/es-pe/intencion-de-voto-municipal-2018-lima-metropolitana  Y esta es la que merece publicarlo.   ¿Quién es el mejor preparado? Jorge Muñoz ¿Quién es el más honesto? Jorge Muñoz.
¿Necesitamos un candidato vozarrón como Urresti?   Campechano a ultranza, listo para dar el golpe a diestra y siniestra.  ¿Recuerdan cuando fue interpelado por el Kongreso? y ante el cuestionamiento de Kenyi, respondió “Tampoco, tampoco” de forma sarcástica, mordaz.   La cachocidad es su divisa.   Es una fusión de Luis Cáceres Velasquez con Ricardo Belmont Cassineli.
En una entrevista en La República 02 SET 2018 en DOMINGO p.04 https://larepublica.pe/domingo/1310124-ponen-granada-les-devuelvo-bazuka espetó sin medias tintas, con ese desparpajo que lo caracteriza: “A mí me ponen una granada y yo les devuelvo una bazuka” ¿Y con esas ‘palabritas’ o, mejor dicho, con ese temperamento, el juez lo absolvió?    Esa forma de responder me recuerda a Alberto Fujimori que dijo con esa voz bravucona, pechando a los magistrados “SOY INOCENTE”, mientras que su abogado movía la cabeza hacia ambos lados ya que estaba demostrando que no tenía voz de mando, que fue engañado por su socio Montesinos…plop.
Queremos un alcalde que sea digno de una capital de nuestro país, no un Rambo o un Terminator.   Un alcalde que sea cordial, que tenga un lenguaje ponderado, alturado.   Locuaz sí pero no charlatán.
Ah, a la pregunta ¿Quién es el más deshonesto y el menos preparado? El ex militar figura en el podio.
No a Urresti, no a Reggiardo, no a los Outsiders.   Fortalezcamos los partidos políticos de forma crítica.



Nuestro voto en estas elecciones municipales debe ser estratégica, desapasionada, sacrificando nuestro verdadero voto por uno que se encuentre en el podio.   El mal menor, como diríamos.   No nos encontramos en la primera vuelta, porque simplemente no existe.   Si fuera así votaría por esa florcita verde del Frente Amplio.   Lamentablemente no se encuentra en las preferencias de la ciudadanía.   A raíz del debate escuché sus pergaminos que corresponde a un político y no a un politiquero como lo que son Urresti y Reggiardo.   No está comprometido con ningún asesinato a periodista, ni tampoco se le denunció por plagiar su programa municipal.
Por ello ante esta coyuntura y ante el titular de hoy en El Comercio veo a tres personajes que tienen más posibilidades de remplazar a Castañeda https://www.cpi.pe/images/upload/paginaweb/archivo/23/oplim_simulacion_votacion_domingo_30_201809.pdf De los tres, el que se merece es Jorge Muñoz de Acción Popular.   Ya por encontrarse en un partido político. Ya por tener experiencia edil.    
¿Cuál fue el objetivo de Verónica Mendoza de votar por PPK? Simplemente para que la señora K no llegue al poder ya que representa todo lo que ahora es el Kongreso: una dictadura a imagen y semejanza de la hija del dictador.
¿Cuál debe ser nuestro voto? Un voto Anti Urresti y Anti Reggiardo.   Un voto anti improvisación, un voto anti caudillo.   Es un voto anti outsider: https://larepublica.pe/domingo/1310126-nacimiento-hermanon    Un voto ético.   Un voto por Jorge Muñoz. 

EN CARABAYLLO: Al salir de mis labores no vi pasar mi ómnibus  preferido.   La música me atrajo.   Fui hacia él, quería escucharlo…no fue así.   Tenía un señor escenario.   No se encontraba el candidato sino dos animadores.   ¿Algún regidor? Musité, ante el temor de alguna respuesta para nada democrática de sus simpatizantes decidí retirarme…caminar, porque no encontraba ningún vehículo que me llevara a mi aposento.  Era el candidato de la A.
En el transcurso me percaté que varios estudiantes se dirigían presurosos al escenario de otro candidato al municipio.   Un buen grupo de asistentes (porque no eran simpatizantes, salvo equivocarme) se encontraban con el celular en la mano hacia los artistas.   Sí, artistas.   No, no me he confundido, eran artistas; no eran políticos, eran artistas.   Me imagino  que esos artistas no eran simpatizantes.   Imagino también que habían sido remunerados por el candidato del trencito.   ¿Algún regidor habló? ¿El candidato?  Vi el escenario, menos ostentos que el primero pero se defendía.   Posiblemente priorizaron al Grupo Internacional del tal Dominguez.   Seguí la marcha.
Ya cansado tomé el vehículo que recordaba mi adolescencia y pude advertir otro escenario, de menor trascendencia pero con otra particularidad.   Se encontraba payasitos.
En palacio Municipal de Carabayllo llegué escuchar, desde lejos, a un grupo salsero.
EN COMAS: Un candidato se le ocurrió convocar a sus simpatizantes y demás votantes a un concierto de despedida en los interiores de Jesús Obrero.   Fueron más de tres grupos musicales.   La lista de Reggiardo.
Síntesis: animadores, grupos musicales, payasitos en mítines.   Emulan al padre de los shows. ¿No recuerdan el baile del chino?
¿Tanto es el deseo de ser alcalde para servir a la comuna desde el sillón municipal? ¿Tanto es el sueldo del alcalde que les permite invertir de esa manera? ¿Poco es lo que reciben como empresario que desean cachuelear como alcalde? ¿Dónde está la ganancia? Ah, en los contratos, en las adendas.   ¿Los partidos tradicionales hicieron lo mismo? No, fue una inversión franciscana, austera, simbólica.  
De camino a donde va a sufragar fíjese, percátese ¿Cuántos letreros, gigantografías existe? Y de los que más hay es de los independientes: de la A, del trencito, de PP, PN. ¿Tan desesperados están en ganar? ¿O tan desesperados están en no perder?  
Estos candidatos que no tienen una trayectoria política, son mayormente empresarios.   Y piensan como empresarios.   Ellos no piensan que van a regalar su dinero.  Si no, no serían empresarios.    No, ellos piensan en que van a invertir su dinero.   Y toda inversión tiene ganancias.
En la época de Mario Vargas Llosa se criticó gastos exorbitantes de sus candidatos para el congreso.   Y la pregunta era similar ¿Por qué tan millonaria inversión?
Por cierto, hay una pregunta que no se lo ha hecho a ningún candidato a Lima Metropolitana: Ud. Urresti o Reggiardo, ¿Conoce a todos sus candidatos de los distritos de Lima Metropolitana? Si la respuesta es afirmativa le repreguntaría, entonces ¿Por qué no existe una foto de su candidato de algún distrito con Ud. Urresti o Reggiardo?
Por ello, mucho cuidado por qué candidato vas a votar.   Y, si piensas que todos son corruptos NO VOTES POR NINGUNO.
Hoy, si gana Jorge Muñoz, no ganó él sino la democracia.   Ganó la democracia, perdió los outsiders, perdieron los oportunistas, perdieron los aventureros, perdieron los que creen que con tan solo colocar su nombre ganarán…el síndrome Belmont.
  

sábado, 6 de octubre de 2018

CIUDAD DEL CABO SIN AGUA

"Día cero": 4 claves para entender por qué Ciudad del Cabo puede ser la primera gran ciudad del mundo en quedarse sin agua.



Muchos habitantes de Ciudad del Cabo llevan días recogiendo agua de fuentes para tener provisiones de cara al 'Día cero' en que el suministro en los hogares será cortado. 

A partir del 1 de febrero, los habitantes de Ciudad del Cabo solo podrán utilizar 50 litros de agua al día.
Es una de las nuevas restricciones que entrará en vigor para tratar de evitar lo que se conoce como el 'Día cero': el momento en que por primera vez los grifos de una gran ciudad del mundo podrían quedarse sin agua ante la falta de reservas.
Si los niveles en las presas no mejoran, las autoridades pronostican que a partir del 12 de abril la población tendrá que acudir a uno de los 200 puntos de distribución de agua que se abrirán en la ciudad para recoger un máximo de 25 litros diarios.


"Tienen que ahorrar agua como si su vida dependiera de ello, porque depende de ello (…). Nadie debería estar duchándose más de dos veces a la semana", dijo la jefa de gobierno provincial, Helen Zille, quien continúa convencida de poder evitar la emergencia.
Pero ¿cómo es posible que la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica y uno de los principales destinos turísticos del mundo haya llegado a esta crisis que su alcaldesa denominó como "punto sin retorno"?

1. La peor sequía del siglo
La ausencia de lluvias continuada en el tiempo es, sin lugar a dudas, uno de los motivos principales por los que Ciudad del Cabo ha llegado a este punto.


Aunque Ciudad del Cabo está rodeada de agua, muy poca se aprovecha actualmente para el consumo humano. 

Después de varios años consecutivos con escasas precipitaciones en medio de una de las peores sequías del siglo en la región, los niveles de las presas de la ciudad cayeron en picado.
Si en 2014 se encontraban casi llenos, a inicios de este año estaban en el 28% de su capacidad.
La esperanza más cercana de que la situación pueda mejorar no llegaría hasta mayo, cuando comience la temporada de lluvias.
Pero pueden volver a no ser suficientes y, en todo caso, la crisis no se solucionaría de manera inmediata.
"Llevará varios meses que las presas comiencen a rellenarse aunque sea un poco, y años antes de que se recuperen por completo", según publicó en el sitio Earther Christian Alexander, especialista en sostenibilidad y planificación urbana basado en Ciudad del Cabo
El fenómeno meteorológico "El Niño" es el principal responsable de la situación climática que afecta a la región, y que provoca que el extremo sur de África se convierta en una de las zonas más secas.
El nivel de agua en la presa de Theewaterskloof, la principal proveedora de Ciudad del Cabo, es crítico.

Sin embargo ¿por qué Ciudad del Cabo llegó a esta situación de emergencia si el fenómeno también afecta a otros países?

2. Aumento de la población
La principal explicación es el continuo aumento de la población que Ciudad del Cabo experimentó en los últimos años.
Se calcula que desde 1995 el número de habitantes creció en torno a un 80%, de 2,4 millones a los 4,3 millones que se estima viven en la actualidad.
La capital acoge a cerca del 65% de toda la población de su provincia, Cabo Occidental, donde las proyecciones también estiman que el número de habitantes continuará creciendo en las próximas décadas.
También cada vez son más los visitantes que convirtieron a Ciudad del Cabo en uno de los principales destinos turísticos de toda África.
"El agua no es un privilegio, es un derecho": ciudadanos de Ciudad del Cabo protestan estos días por la gestión municipal de la actual crisis.


Parte de la población local cuestionó que los turistas no fueran a contribuir al ahorro de consumo de agua, pese a que la ciudad quiere que sigan las mismas medidas y recomendaciones.
Pese a todo, lo cierto es que los turistas internacionales suponen solo el 1% de la población de Ciudad del Cabo en temporada alta, según la agencia promotora de turismo provincial Wesgro,

3. Escasez de fuentes alternativas
Frente a este aumento de la demanda de agua por parte de una población que casi se duplicó en dos décadas, las infraestructuras y la provisión de fuentes alternativas en la zona no parecen haber avanzado a la misma velocidad.
Es cierto que se realizaron obras importantes, como la inauguración en 2009 de la presa del río Berg que aporta casi el 20% de capacidad de la red local de suministro de agua. Los muros de otras presas fueron elevados para aumentar su capacidad.
Pese a las medidas puestas en marcha, el nivel de agua en las presas que abastecen Ciudad del Cabo continúa a la baja.

Las autoridades iniciaron otros proyectos alternativos como plantas de desalinización para hacer potable el agua del mar que rodea prácticamente todo Ciudad del Cabo. También apostaron por sistemas de reciclaje de agua o de extracción de agua subterránea.
Pero la mayoría de estos proyectos aún se encuentran al 50% de su construcción, por lo que muchos acusan al gobierno de no haber actuado con la previsión suficiente para hacer frente a esta crisis en una zona ya afectada previamente por otras sequías.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) en Sudáfrica, el aprovechamiento de los acuíferos que abundan en la zona puede ser clave en este momento crítico.
"La vida después del 'Día cero' presentará circunstancias excepcionales, y esperamos que se establezcan reglamentos de emergencia para permitir usar y compartir aguas subterráneas con los vecinos para más usos", dijo en un comunicado.
Las autoridades de Ciudad del Cabo están realizando perforaciones para aprovechar el agua subterránea de los acuíferos presentes en la zona.

Según WWF, en Ciudad del Cabo existen 22.000 perforaciones registradas que se gestionan de manera privada.
Sin embargo, el acceso libre a esta agua subterránea no dejaría de ser una solución parcial, ya que no se puede utilizar para consumo humano sin un análisis y tratamiento previo.

4. Falta de concienciación
Aunque el consumo de agua entre la población general se redujo en las últimas semanas, parte de los habitantes se resiste a cumplir las medidas de ahorro impuestas por el gobierno.
Según los últimos datos, solo el 40% de la población limita su consumo de agua a los 87 litros diarios recomendados actualmente.
Está prohibido regar jardines con agua municipal. Las familias más afortunadas que cuentan con tanques en sus casas recogen el agua de lluvia para sus plantas.

Y estas cifras no arrojan buenas perspectivas de cara al nuevo límite de 50 litros al día que entra en vigor el 1 de febrero.
Antes de la crisis, los residentes de la urbe usaban entre 250 y 350 litros al día, según el doctor Kevin Winter, del instituto Future Water de la Universidad de Ciudad del Cabo.
Las grandes diferencias en la cantidad de consumo entre zonas también son reflejo de las desigualdades existentes en la ciudad.
"Los asentamientos informales y empobrecidos, que constituyen la mayor parte de la población, usan menos del 5% del agua municipal total", según el experto en sostenibilidad Christian Alexander.
Si la situación no mejora antes del 12 de abril, los habitantes de Ciudad del Cabo tendrán que acudir a puntos colectivos de distribución de agua.

Las tasas de consumo son desproporcionadamente más altas en los barrios más ricos, de baja densidad y con muchas viviendas habitadas por una sola persona.
Serán estos sectores de la población los que más notarán las restricciones a partir del 12 de abril.
Para las zonas más pobres de la periferia, donde se concentra gran parte de la inmigración llegada de países cercanos, el 'Día cero' de consumo de agua es ya una realidad desde hace años.

Contenido relacionado

·        

·        

·        

·        

·        




domingo, 5 de agosto de 2018

EL CUIDADOR DE LOS ANDES


Americo González Caldua lleva más de dos décadas como asistente de montaña en la Cordillera Blanca de Perú.

Un peruano ha dedicado su vida a los glaciares y ahora los ve desaparecer.
Américo González Caldua ha pasado décadas como ayudante de campo en la Cordillera Blanca de Perú, donde disfrutaba de las capas de hielo que marcaron su juventud. En la actualidad, dice, ya solo se ve piedra.
HUARAZ, Perú – La vida de Américo González Caldua, de 50 años, ha coincidido con la desaparición de los glaciares de los picos de los Andes. Cada año que pasa, a medida que se eleva la temperatura de las montañas, el casquete glaciar retrocede unos 18 metros.
Durante la estación seca —cuando disminuyen las tormentas y comienza la temporada de investigación— González se dirige hacia las heladas cúspides de los picos cercanos, con marcadores y prismas de agrimensura en mano. Lleva taladros de perforación pesada para extraer muestras de las profundidades de los glaciares, que revelan la imagen de la atmósfera de hace un siglo.
Conoce las capas gélidas como nadie. González no es científico ni montañista, pero es el hombre que suele seguir a los investigadores mientras carga sus equipos.
El Everest tiene a los sherpas pero la Cordillera Blanca, una sierra nevada en el norte de Perú, tiene a los ayudantes de campo. Son hombres de montaña —en su mayoría indígenas— y en el transcurso de la última generación han visto desaparecer rápidamente una vasta extensión de hielo que había estado ahí desde hace siglos.
“Antes, nuestros glaciares se veían hermosos; nuestra cordillera estaba cubierta de una capa blanca espectacular”, dijo González hace poco en un pequeño albergue para montañistas ubicado cerca del campamento base de un pico de alrededor de 5400 metros. “Pero hoy, ya no vemos eso en nuestro glaciar, y perdemos más y más cada día. En vez de nieve, vemos piedras”.
De todos los glaciares que se han visto afectados en el mundo, los que se encuentran en esta parte de América del Sur son los que probablemente desaparecerán primero. Los científicos los llaman glaciares tropicales, casquetes de hielo que se encuentran en lugares más cálidos como Ecuador e Indonesia, donde las cúspides elevadas de las montañas los han resguardado durante miles de años del calor de las temperaturas selváticas a sus pies.
Sin embargo, incluso estos santuarios elevados se encuentran en crisis. Los científicos climáticos dicen que la capa de hielo se redujo casi una cuarta parte en los últimos cuarenta años debido al aumento de las temperaturas. Dado que la tasa de deshielo aumenta cada año, algunos predicen que dentro de cincuenta años muchos de los picos en la región ya no tendrán glaciares.
“No es la Antártida, donde si hay una grieta de un kilómetro todo mundo le presta atención”, dijo Justiniano Alejo Cochachin, quien trabaja en la Unidad de Glaciología y Recursos Hídricos del gobierno peruano. “Son diecinueve metros al año, es poco a poco”.

Los glaciólogos estiman que el Gueshgue y otros glaciares de la Cordillera Blanca podrían desaparecer en cincuenta años si se mantiene la tasa actual de deshielo.

En las décadas que lleva haciendo recorridos, González ha pasado mucho tiempo mirando de cerca el trabajo de científicos como Cochachin, lo cual le ha permitido ver con sus propios ojos un paisaje que ha sido alterado por el cambio climático.
Observó que los alrededores del glaciar Pastoruri se volvían cada vez más rocosos por lo que, al derretirse el hielo, se hallaron fósiles que no habían visto la luz del día en años, incluyendo los de helechos y otras plantas. Ha visto cómo los ríos se tiñen de rojo, cuando otro glaciar se derritió y empezó a liberar los metales pesados que envenenaron el agua corriente abajo.
“Sin agua, no hay vida”, dijo González.
Su trabajo comienza temprano, mucho antes del amanecer, cuando González empaca los crampones que usan para caminar sobre los glaciares, los taladros para hacer hoyos profundos, los instrumentos topográficos, los cascos, los guantes y el equipo para construir un refugio, todo en una mochila casi tan grande como él.
La comida suele ir a lomo de mula, siempre y cuando la mula pueda subir. De lo contrario, González la traslada al campamento durante varios días.
González aseguró que ascender a un glaciar llamado Yanamarey no sería tan extenuante, tomando en cuenta sus recorridos habituales: ir y regresar solo le tomaría unas diez horas. Así que una mañana partimos con Rolando Cruz, un investigador de Huaraz que iba a tomar algunas medidas en la base del glaciar.
Las largas horas de ascenso suelen ser silenciosas; González busca lo que él define como “la ruta perfecta” a través del paisaje pantanoso escondido entre la niebla, donde se elevan los picos irregulares a cada lado y los halcones hacen sus nidos. Las vastas planicies se extienden a lo largo de kilómetros y los lechos de lagos de la Era del Hielo, ahora secos, son campos de pastoreo de ganado.
“Antes las vacas no estaban aquí”, observó González, y agregó que, desde que subieron las temperaturas, los animales van a pastar a altitudes más elevadas.
González escogió una ruta que había cruzado en innumerables ocasiones a lo largo de décadas, desde su primera visita al Yanamarey a principios de los años noventa, cuando comenzó a trabajar con los científicos que estudiaban el glaciar. Las descripciones que ofrece de cómo era la zona en esa época son muy variadas. A veces, hace referencia a un edificio que “tenía muros azules”. Otras, habla de “la hermosa y larga lengua” del glaciar, como si se tratara de un animal.
“Sí, está vivo”, dijo, describiendo el lento movimiento del glaciar bajo sus pies.

A la derecha, Americo González Caldua usando un taladro para conseguir muestras de debajo de la superficie del Gueshgue.

En los años noventa, los ascensos llegaron a ser una escapatoria temporal de los conflictos que estallaban más cerca del nivel del mar, cuando Sendero Luminoso, el grupo maoísta rebelde que aterrorizó a Perú durante décadas, atacó a políticos en el poblado cercano de Huaraz y plantó tres autos bomba. A pesar de la agitación, cada año llegaban científicos estadounidenses y de otras partes y González los llevaba a la cima.
“Cuando uno está en el campo, la mente se despeja”, dice.
El sonido del hielo agrietándose, que se escuchaba en las capas de hielo que los científicos venían a estudiar, era lo que más le perturbaba. “Tac”, dijo, “como un estruendo”. Y cada año que volvía, el Yanamarey estaba más lejos que la vez anterior.
Nuestro ascenso continuó. El paisaje se convirtió en una serie de peñascos y, después, apareció el glaciar.
Ese día se veía muy distinto a lo que había descrito González. La capa de hielo, que alguna vez había alcanzado el lago que se veía más abajo, había retrocedido hasta cuesta arriba de la ladera rocosa de la montaña, y ahora tan solo era una mancha asomándose detrás de las rocas. No había “muros azules” ni una “lengua”, solo una delgada capa de hielo sobre una franja de rocas sin vegetación.
“Se ve gris, como el plomo”, dijo González en varias ocasiones.
Cruz escaló, tomó sus medidas un poco más adelante y regresó poco después. Los dos hombres intercambiaron la misma mirada de resignación y después comenzaron el descenso.

González Caldua se toma un descanso durante el trayecto de cuatro horas del glacias Gueshgue al campamento base.

A su edad, González sabe que estos recorridos no durarán para siempre. Sus rodillas han comenzado a resentir las largas caminatas, en especial durante el descenso cuando carga enormes cantidades de equipo. “Uno no tiene la misma fuerza”, comentó.
De regreso en el albergue en Huaraz, González volteó hacia donde estaba su hijo Álvaro, de 18 años, que nos había alcanzado esa tarde. El joven me contó que pronto comenzará a estudiar climatología en la universidad, inspirado por su padre, que hace algunos años lo llevó a conocer la capa de hielo.
¿Y a González quién le mostró los glaciares? Fue su madre, recuerda, un día frío que miraban juntos los picos desde una granja cercana.
“Se podían ver dos glaciares blancos a la distancia”, dijo. “Y nuestra madre los señaló y dijo: ‘Raju’, que es la palabra quechua que significa hielo”.
En aquel entonces, el hielo parecía tan permanente como las montañas.
“No, nunca me imaginé esto”, dijo González, describiendo la situación actual. “De niño, uno no se puede imaginar lo que sucederá más adelante”.






sábado, 2 de junio de 2018

DESTRUYENDO (incendio) EL PATRIMONIO FORESTAL

Alarma en el norte
¿QUIÉN INCENDIA LOS BOSQUES DE LAMBAYEQUE?
A pesar de la falta de equipos, la Compañía de Bomberos atendió 20 de los 27 incendios registrados en Lambayeque.


 El 27 de febrero un incendio consumió cercad de 2 000 hectáreas e el caserío Santa Rosa, donde vive Edith Carranza.

En cuatro meses se registraron 27 incendios forestales que afectaron más de 5.000 hectáreas de bosque en Lambayeque. Bomberos e Indeci sospechan que traficantes de tierras habrían provocado el fuego.
Un ‘wishco’ sobrevuela el bosque hasta aterrizar sobre un tronco oscuro, agrietado, hecho carbón. Los pobladores del caserío Santa Rosa, ubicado a 50 minutos del distrito de Pítipo, en Lambayeque, llaman así al gallinazo de cabeza roja: un plumífero que busca animales muertos para alimentarse. Minutos después, otros dos ‘wishcos’ aterrizan sobre los restos de un algarrobo. El escenario es desolador. Cientos de árboles consumidos por el fuego hacen de este bosque un cementerio.
En cuatro meses, según cifras del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER), 27 incendios acabaron con 5.200 hectáreas de plantaciones forestales y cultivos agrícolas (ver infografía), un área que es mayor a la de todo el distrito de Chiclayo, que tiene 5.000 hectáreas.
Solo en Santa Rosa, las llamas quemaron cerca de 2.000 hectáreas de bosque seco; mientras que en Salas, distrito que encabeza la lista de daños, fueron afectadas 2.300. Con estos números, Lambayeque se convierte en la región más afectada por el fuego, a nivel nacional, seguida por Puno, Cusco y Cajamarca.
El jefe regional del COER, Manuel Yerrén Callacná, precisa que estas cifras son preliminares, pues no todas las plataformas de Defensa Civil de los municipios cumplen con enviar su evaluación de daños. El deterioro podría ser mayor.
“Como son áreas de pastos naturales y no hay afectación a las familias, (los municipios) desestiman enviar sus fichas o no las envían a tiempo y eso retrasa la información”, se excusa el funcionario.
Por este motivo, la oficina del COER tampoco maneja estadísticas detalladas del 2017, pero Yerrén estima que se produjeron 23 incendios con una afectación de 2.000 hectáreas. Es decir, en los cuatro primeros meses del 2018 se dañó más que todo lo registrado durante el año anterior. Un dato importante es que las zonas incineradas en ambos periodos fueron similares (Salas, Olmos, Motupe), a excepción de Chongoyape, que aparece entre los distritos afectados del 2017.

Daños irreparables
Los incendios forestales no solo destruyen bosques o perjudican a la fauna que habita ese ecosistema, también traen consigo daños colaterales. El Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios (CEBEM) explica que la población expuesta de forma directa o indirecta a estos siniestros puede presentar mayor riesgo de enfermedades respiratorias, disminución de la función pulmonar y enfermedades cardiovasculares. Además, el suelo de las áreas afectadas puede volverse infértil, pues la quema favorece su erosión y pérdida de nutrientes.
"Se destruye el patrimonio forestal, el suelo no vuelve a captar bien el agua, se destruye la flora y fauna silvestre, ocurre la migración de especies en peligro. Es difícil cuantificar el daño que ocasiona, y la única forma de rehabilitar estas zonas es a través de la reforestación", afirman especialistas del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).
La reforestación en las áreas afectadas ha avanzado en un 30%. El Serfor señala que esto se debe a la falta de presupuesto.

Primeros indicios
Sea de forma intencional o negligente, la mayoría de los siniestros son provocados por el hombre. Para el Serfor y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp), su causa principal radica en las malas prácticas agrícolas de los campesinos, quienes queman los rastrojos (maleza) de sus chacras a fin de preparar el terreno para una nueva campaña.
"El fenómeno de El Niño costero dejó gran vegetación por estos sectores. Al pasar el tiempo, la humedad desapareció y quedó un material seco que es como combustible. Si la gente quema algo cerca, el fuego se extenderá de manera fácil", detalla el representante de Sernanp en Lambayeque, Antonio Gamonal Medina.
Sin embargo, los reportes que ha recibido el Instituto de Defensa Civil (Indeci) indican que gran parte de estos incendios son producidos por traficantes que buscan apropiarse de los terrenos.
"Se sabe que detrás de los incendios de este año y del anterior estarían traficantes de terrenos, especialmente en la zona de Chaparrí (Chongoyape y Pítipo) y Salas. En estas zonas se debe intervenir, porque incluso han muerto personas y eso genera preocupación", refiere el jefe regional del Indeci, Carlos Balarezo Mesones.
¿Es esto posible? El jefe de la II Comandancia Departamental del Cuerpo de Bomberos, Eduardo Estévez Albújar, asegura que estos incendios no pudieron iniciarse de forma natural, pues la temperatura para que esto suceda debería superar los 40° C, pero esta zona solo llega como máximo a los 30° C.
A pesar de la falta de equipos, los hombres de rojo atendieron 20 de las 27 emergencias generadas por este tipo de desastres.
"Uno de los hechos que nos hacen suponer que algunos incendios fueron provocados son las grandes cantidades de terreno afectado. Además, las horas y días donde suceden también se repiten constantemente. ¿Por qué? Estos indicios deberán ser investigados en su momento por la Fiscalía y la Policía ambiental", agrega Estévez.
Asimismo, el activista ambiental Javier Ruiz Gutiérrez afirma que este modus operandi es utilizado por los traficantes para limpiar el terreno y luego poder lotizarlo.
En el caso de la reserva de Chaparrí –según Ruiz–, durante el 2017 se registraron diez incendios que afectaron cerca de 300 hectáreas de bosque seco. Los comuneros denunciaron que en el sector Pampas Yaypón los invasores quemaron el área para luego retirar los árboles carbonizados con maquinaria pesada.
"Estoy convencido de que los traficantes de tierras están detrás de estos incendios forestales. Si fuera un hecho natural, sería constante todos los años en Lambayeque. Las malas prácticas agrícolas han estado siempre, entonces, ¿por qué no sucedían tantos incendios como ahora? Es evidente que el problema ha desbordado la capacidad de las entidades competentes”, argumenta Ruiz.
El ambientalista también refiere que los traficantes invaden Salas, Chongoyape y Pítipo, porque existirían proyectos hidráulicos para dotar de agua ciertas zonas del bosque seco.

En silencio
En el 2016, los distritos de Salas, Incahuasi y Cañaris fueron declarados en emergencia nacional debido a los incendios forestales. Hasta la fecha, el COER no ha podido determinar con precisión el área afectada y, a pesar de ser considerado un delito, la Fiscalía tampoco ha encontrado responsables.
“(En los incendios del 2016) jamás se determinaron culpables. Hubo un equipo de fiscales que fue a inspeccionar el lugar, pero no pasó absolutamente nada. Al parecer, las normas no están muy claras, el delito ambiental no está muy bien tipificado o los fiscales y jueces no lo entienden. Pero ese es un problema muy grave, si no se sanciona a los responsables eso va a continuar y le va a seguir generando grandes pérdidas al Estado”, cuestiona Balarezo.
Tanto la Fiscalía Especializada en Material Ambiental como la Policía Ambiental de Lambayeque se abstuvieron de declarar para este reportaje.
En medio de ese silencio, la teniente gobernadora de Santa Rosa, Edith Carranza Fernández, recuerda bien el incendio del pasado 27 de febrero. El fuego estaba por todos lados. No había una zona de escape. Las llamas rodeaban su granja. En ese momento pensó en su hija de cuatro años, se armó de coraje y junto a otras cien personas fue a apagar el incendio. Dos meses después, las huellas no se borran, las cenizas todavía vuelan por el aire.