domingo, 28 de julio de 2019

LOS KOSÑIPATA Y LA CONSERVACIÓN DEL AGUA Y LA BIODIVERSIDAD


EXTINCIÓN DE GUANACOS EN EL PERÚ.


Conservación
Los últimos guanacos del Perú
Según el último reporte del Gobierno, el guanaco está en peligro de extinción. Sin la atención que concita su apreciada prima la vicuña, diezmado por la caza furtiva, apenas sobreviven poco más de 3 mil. Su último refugio es la Reserva Nacional de Calipuy, donde los guardaparques del Sernanp luchan por evitar su desaparición.
Óscar Miranda
Domingo, 18 de Noviembre del 2018
El macho nos está mirando.
Estamos a unos 50 metros, al otro lado de esta pequeña hoyada, observando cómo se alimentan sus dos hembras y sus tres crías: su pequeña familia. Separado del grupo, medio oculto entre los matorrales, el macho nos está mirando.
–Es un garitero– me dice Fredy Abanto, jefe de la Reserva Nacional de Calipuy, donde estamos. –Así les dicen a los machos que vigilan: gariteros.
Tiene el pelaje dorado, las orejas paradas y el cuello erguido con una singular elegancia. Es un ejemplar hermoso.
Mientras Michael les hace fotos, junto con Fredy y los guardaparques Iván, Mónica y Emiliano, contemplamos a la familia en silencio, en medio de esta pampa llamada Guanacón, a 3,600 metros sobre el nivel del mar, rodeados de paguas, calachugos y rocas que parecen antediluvianas.
Resulta extraño pensarlo. Pero estos bellos animales que pastan tan tranquilos, tan ajenos a la locura del mundo, están desapareciendo.
El último refugio
Según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre Amenazada, presentado hace unos meses por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), en el Perú hay 64 especies de animales categorizadas como En Peligro Crítico, lo que significa que enfrentan un grave riesgo de extinción. Diez de esas especies son mamíferos y de ellas, quizás la más emblemática es la Lama guanicoe. El hermoso pero olvidado guanaco.
El biólogo Domingo Hoces, uno de los peruanos que mejor conoce la problemática del guanaco, calcula que quedan poco más de 3 mil individuos. Algunos cientos en Arequipa, otros cientos en Pampa Galeras (Ayacucho), unas cuantas decenas en la sierra de Lima, Ica, Huancavelica, Tacna y Puno.
El lugar con la mayor población de guanacos en el Perú es la Reserva Nacional de Calipuy, entre los distritos de Chao y Santiago de Chuco, en el departamento de La Libertad.
En Calipuy hay actualmente 1,467 guanacos, de acuerdo al censo que hicieron en mayo los guardaparques del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp). Cuando Fredy llegó, en 2009, había poco más de 400.
Por eso estamos acá. Para conocer qué es lo que se ha hecho hasta ahora y qué es lo que se podría hacer para salvar a la especie de su desaparición.
Cazado por diversión
Avanzamos hacia un pradito verde, donde un grupo de guanacos se da un banquete. Fredy me cuenta que a los guanacos se les puede encontrar en grupos familiares, en tropillas de entre 20 y 30 juveniles y como machos solitarios, por lo general expulsados de su familia por otro macho. Pueden llegar a medir hasta 2 metros de altura y viven entre 20 y 25 años.
Una de las primeras cosas que hizo el jefe de la reserva cuando llegó fue replantear la relación con las comunidades aledañas. Hasta entonces, los ganaderos aprovechaban los pastizales del área para llevar a sus reses, ovejas y cabras.
Fredy formó comités de vigilancia: sus miembros podían aprovechar los pastos, pero tendrían que ayudar a los guardaparques en los patrullajes. Los comuneros aceptaron.
Gracias a esta alianza, en los últimos años se han reducido las incursiones de cazadores, taladores y mineros ilegales en la reserva, un problema que antes era un dolor de cabeza para los guardaparques.
Gabriel Paredes, un vecino de la comunidad de Cusipata, me cuenta que hasta hace solo 10 años la cacería del guanaco –y del venado– era práctica común entre comerciantes que vendían su carne en el mercado de Chuquicara, ya en el departamento de Áncash.
Hace tiempo que no se ven cazadores, pero eso no significa que estos no ingresen. En julio, el guardaparques Iván Melgarejo halló el cuerpo de un guanaco con tres balazos. Sus asesinos se habían llevado las patas y dejado lo demás. El jefe de la reserva informó de los hechos a la Fiscalía de Medio Ambiente de Trujillo.
Domingo Hoces dice que la cacería furtiva es la principal causa de la desaparición del guanaco. Los cazan por su carne, pero, sobre todo, por deporte. Los trabajadores de las mineras y los destacamentos de militares y policías cercanos los cazan por diversión. Otro factor es el avance de los cultivos agrícolas, que va cercando cada vez más sus territorios.
–El problema es la falta de información– sostiene. –Los cazadores no saben que están matando a un animal que está protegido. No saben que quizás están matando a los últimos que hay en esa zona.
Compromiso comunal
En un imponente roquedal que parece un escenario de El Señor de los Anillos encontramos la guarida de un puma.
El puma no está, pero están los restos de su cena de anoche: los huesos de un guanaco. Más allá, los de un venado. La Reserva Nacional de Calipuy, creada en 1981, también es hogar de otras importantes especies amenazadas, como el oso, el zorro y el gato andinos. Cóndores. Vizcachas.
El guardaparque Emiliano Martínez cree que la principal razón de que haya aumentado la población de guanacos en Calipuy es que las comunidades han aprendido a valorar la importancia de la reserva.
–Si no concientizas a la población, no haces nada– dice. –Si no lo haces, así pongamos 100 guardaparques acá, los ilegales van a entrar.
El Sernanp ha incentivado a los comuneros a formar asociaciones de productores conservacionistas y los ha ayudado a conseguir financiamiento para proyectos de cultivos mejorados de papa y de crianza de cuyes.
Una señal del fuerte compromiso de los pobladores es que desde el año pasado se realiza aquí el Festival Regional del Guanaco, a propósito del censo anual de individuos. El evento está inspirado en el chaccu de vicuñas en Pampa Galeras, con la diferencia de que los guanacos no se reúnen ni se esquilan. Los guardaparques y los miembros de los comités de vigilancia se distribuyen en el territorio que ocupan los animales y los cuentan, durante todo un día. Los días previos y posteriores se festeja con comida y presentaciones artísticas.
Por un Proyecto Guanaco
¿Se puede salvar al guanaco? Domingo Hoces cree que sí.
Cree que el Gobierno debe poner en marcha un proyecto especial para proteger a esta especie, tal como se hizo en los años 70 para salvar a la vicuña. En ese momento, un convenio internacional entre Perú, Ecuador, Bolivia, Argentina y Chile propició campañas de información, trabajo con las comunidades, penas más severas para la caza furtiva y apoyo de la cooperación internacional, medidas que llevaron a que la población de vicuñas aumente de los aproximadamente 5 mil ejemplares que había en ese momento a los más de 200 mil que hay en la actualidad.
El guanaco no es la vicuña, sin embargo. Su fibra no es tan fina. Es como el pariente pobre de los cuatro camélidos sudamericanos (incluidos la llama y la alpaca). Y en el Perú puede que haya pocos, pero en países como Argentina y Chile hay cientos de miles. Domingo Hoces cree que ese puede ser un factor de que su situación no genere la alarma internacional que provocó la de la vicuña en su momento.
–Hay tantos guanacos en Argentina que quizás [su desaparición en Perú] no importa porque sobran guanacos– dice.
Eso es como resignarnos a su inminente extinción.
Pero no. Hoces cree que un proyecto especial que movilice a las autoridades involucradas, que informe a las comunidades que el guanaco es una especie protegida y que cazarlo es un crimen, podría detener su agonía. Lo mismo piensan Fredy Abanto y su equipo de guardaparques. Calipuy es un ejemplo de que el compromiso de las comunidades puede ayudar a revertir la tendencia. En eso pensamos mientras Michael fotografía a los últimos ejemplares de la tarde. En eso y en esa frase que repiten tanto los conservacionistas.
"El único disparo que debe recibir un animal es el de una cámara fotográfica".



jueves, 31 de enero de 2019

LIMITANDO EL CAMBIO CLIMÁTICO

Nevado Huaytapallana, Junín.    En los últimos 20 años perdió 43% de hielo.

El calentamiento del. mar afectaría la pesca de anchoveta.

El rol del Perú ante esta crisis
Cambio climático, último llamado a la humanidad
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha advertido que se debe limitar el calentamiento global a 1.5°C o vamos camino a nuestra destrucción. ¿Que debe hacer el Perú?
El último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU ha sido considerado una suerte de "último llamado" para salvar a la Tierra de una inminente catástrofe. En el documento -dirigido a aquellos que toman las decisiones en el mundo- se plantea hacer los mayores esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1.5°C, este siglo, o pondremos en peligro toda forma de vida en el planeta.
Si comparamos lo que podría evitarse limitando el calentamiento global a 1.5°C, en lugar de 2°C o más, tenemos que en la primera situación, de aquí al 2100, el 30% de los arrecifes de coral podrían salvarse, mientras que en la segunda situación prácticamente la totalidad de los arrecifes desaparecerían.
Superar los dos grados centígrados implica que al 2100 se incrementará en 170% el riesgo de inundaciones en el mundo; 410 millones de personas residentes en ciudades estarán expuestas a sequías severas; el 28% de la población mundial (2,000 millones) estará expuesta a olas de calor extremas al menos una vez cada 20 años; el 18% de los insectos, el 16% de las plantas y el 8% de los vertebrados serán afectados; y 49 millones de personas sufrirán los efectos de la subida del nivel del mar en 56 centímetros.
Además, los veranos sin hielo en el Ártico ocurrirían al menos una vez cada 10 años.
Por eso, el IPCC dice en su informe que para limitar el calentamiento global a 1.5°C "se necesitarían transiciones rápidas y de gran alcance en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades". Se necesitan cambios sin precedentes.
Perú y cambio climático
 Cuenta Manuel Pulgar Vidal, exministro del Ambiente y ahora responsable de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) que el 2013 los países tomaron la decisión de preparar sus planes climáticos con metas que cada uno se comprometía a alcanzar. "El Perú presentó su plan con metas al 2030 indicando que iba a reducir el 30% de sus emisiones. Y ahora vienen los peros: la suma de los planes de todo el mundo -unos 190 países- no alcanza. Si sumamos todas las acciones que se proponían, todavía llevaríamos el incremento de la temperatura a más de 3 grados", comenta.
De ahí la urgencia de que los países reduzcan radicalmente sus emisiones ya. "Por ello es muy importante que la nueva fase de planes climáticos de los países, que se va a volver a presentar el 2020, tiene que incrementar significativamente la meta de reducción. Lo que dice el panel en su informe es que a nivel mundial la reducción de emisiones (de dióxido de carbono) al 2030 debe ser de 45% respecto de los niveles de 2010 si queremos alcanzar el 1.5%", explica.Es decir, se tiene que reducir casi a la mitad las emisiones desde ahora.
El plan que elaboró el ministerio del Ambiente durante la gestión de Pulgar Vidal para el Perú el 2014, contempló acciones de control sobre la deforestación y el cambio de uso de suelo. (En el Perú se han afectado grandes extensiones de la Amazonía para cultivos de palma aceitera y en menor escala café y cacao). El Minam también planteaba acciones de mitigación en algunas industrias -como la del cemento-, en residuos sólidos y transporte.
"Por entonces logramos una carta de entendimiento con Noruega y Alemania para financiar acciones contra la deforestación basada en resultados. Nos comprometíamos a alcanzar unas metas y ellos nos daban los recursos. Así logramos canalizar recursos de países desarrollados, pero esa situación se retrasó significamente durante el gobierno de PPK. Ahora a la ministra (Fabiola) Muñoz le toca retomar el paso. Lamentablemente la deforestación no ha podido ser controlada y más bien ha tendido a agravarse", dice.
Si las emisiones mundiales continúan con el ritmo actual, fácilmente el mundo llegará a los dos grados o más de aumento de temperatura a fin de siglo. En el Perú los nevados ya están desapareciendo, pero también se afectaría la gran diversidad de nuestra agricultura, la pesca de anchoveta y otras especies en el rico mar peruano, y las ciudades de la costa -construidas sobre el desierto- sufrirían la falta de agua. Los daños serán no solo ecológicos, sino económicos.
"El Perú puede hacer mucho más y está haciendo poco. El gobierno tiene que ejecutar acciones. La protección de bosques es una de ellas, se debe acelerar acciones para recibir recursos. En el tema de ciudades no hemos hecho nada: tenemos un alcalde que le importa un pepino el cambio climático. Nunca ha tenido una consideración respecto al concepto de ciudades sostenibles, que hoy es un concepto fundamental. Por suerte al nuevo alcalde (Jorge (Muñoz) lo he visto en dos COP y en eventos de ciudades sostenibles. Estoy seguro que él si tendrá el tema en agenda", dice Pulgar Vidal.
Salvar el planeta
 En un documento publicado hace unos días, Shyla Raghav, responsable de Cambio Climático de Conservación Internacional, dice que tenemos una tecnología existente que se ha perfeccionado durante millones de años. Se llama naturaleza. "Simplemente protegiendo y restaurando los bosques obtendremos un tercio del camino para mantener el aumento de temperatura por debajo de 1.5 grados centígrados. Los árboles son la tecnología original de absorción de carbono".
Actualmente hay esfuerzos de reforestación existentes en los Estados Unidos que podrían ayudar a la capa superficial del suelo a absorber 2 mil millones de toneladas de carbono, aproximadamente el 1 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados Unidos por año. Y otra investigación encontró que los bosques de manglares costeros almacenan mucho más carbono del que se piensa, y que los manglares de Brasil contienen más carbono por acre que la propia selva tropical del Amazonas. (En el Perú, tenemos manglares en Tumbes, hay que cuidarlos).
"Entonces, ¿por qué no estamos reforestando las tierras degradadas del mundo y por qué seguimos perdiendo nuestros bosques a tasas récord? En resumen, todo se reduce a la voluntad política. Hasta que la importancia de los bosques para nuestro clima se valore más que los beneficios a corto plazo de su destrucción, no habrá mucho que cambiar. El cambio climático ya está aquí. Pero podemos evitar lo peor que está por venir. La solución está en nuestro patio trasero", dice Raghav en el artículo.
El IPCC, por su parte, ha señalado en su síntesis para la prensa que "este informe proporciona a los responsables de las políticas y a los profesionales la información que necesitan para adoptar decisiones dirigidas a afrontar el cambio climático teniendo en cuenta el contexto local y las necesidades de las personas. Los próximos años son probablemente los más importantes de nuestra historia".
¿Es posible reducir a 1.5°C o los intereses de los países pueden pesar en el tema? "Es difícil llegar, pero es posible. Este informe es un análisis científico sobre qué ocurriría si no se actúa. Un discurso científico le dice a los políticos: si seguimos como estamos vamos a ir por encima de los dos grados y urge adoptar acciones. Estos reportes dinamizan decisiones. Espero que en la COP 24 se adopten acciones", comenta Manuel Pulgar Vidal.
El cambio a energías limpias (eólica, geotérmica, fotovoltaica) y dejar de lado combustibles fósiles costaría unos 900 mil millones de dólares de aquí al 2050. Para ese año las energías renovables deberían proveer entre 70% y 85% de electricidad al mundo. Los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo deberían empezar a desaparecer. Todos los países, y los habitantes de este planeta, tenemos responsabilidades respecto al calentamiento global. Individualmente cada uno de nosotros también debe tomar acciones para reducir su huella de CO2.


sábado, 22 de diciembre de 2018

GLIFOSATO EN EL PERÚ.


DEWAYNE JOHNSOKN, echó glifosato por cuatro años en una escuela pública.
Muchos trabajadores no usan trajes de protección al aplicar plaguicidas.

Informe
Glifosato en Perú: Alerta en los cultivos
Un tribunal de los EE.UU. acaba de concluir que el glifosato le provocó cáncer a un jardinero que lo usó por cuatro años. Se trata del herbicida más usado en el Perú, en cultivos como el cacao, el café y el arroz. La Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) ha decidido iniciar una investigación sobre sus efectos en la salud de los peruanos, que podría llevar a que se prohíba su importación al país.
Óscar Miranda
Domingo, 19 de Agosto del 2018
El hombre se llama Dewayne Johnson, tiene 46 años y entre el 2012 y el 2015 fue jardinero en una escuela de la bahía de San Francisco. Durante ese tiempo, con el fin de acabar con las malas hierbas, roció hasta 150 galones de Roundup, el herbicida más vendido del mundo, producido por la polémica compañía Monsanto. A pesar de que trataba de cubrirse bien el rostro y el cuerpo, algunos días era inevitable que el líquido le cayera encima. Un día le salió una erupción y luego unas extrañas manchas en el cuerpo. El diagnóstico fue devastador: tenía linfoma no Hodgkin, un cáncer del sistema linfático. Incurable.
La semana pasada, Johnson se convirtió en la primera persona en lograr que un tribunal –en este caso, la Corte Superior de California– sentenciera que el glifosato, el principal agente químico de Roundup, provocó esta enfermedad en un ser humano, algo que médicos y científicos de todo el mundo venían advirtiendo que podía ocurrir desde hacía años.
El tribunal condenó a Monsanto a pagarle US$ 289 millones como compensación por daños. Johnson no tendrá mucho tiempo para disponer de esta suma. Es un enfermo terminal y sus médicos no creen que llegue al 2021.
La historia de este jardinero que vive en el otro lado del continente no pasaría de ser en el Perú una triste noticia de interés humano, salvo por el hecho de que el glifosato es el herbicida más vendido y usado en la agricultura peruana.
No es una noticia menor. Y tanto no lo es que, en estos días, los organismos públicos involucrados en vigilar el impacto de los plaguicidas en la salud de los peruanos han decidido tomar cartas en el asunto ante la posibilidad de que historias como la de Johnson puedan ocurrir en el Perú.
Agricultores expuestos
Los hombres van y vienen por los surcos de un campo en el que en unos días se sembrarán lechugas. Están rociando pendimentalina, un herbicida de color amarillo. A unos metros, en el suelo, reposan dos botellas de glifosato cerradas, que esta mañana no serán usadas. Los hombres no llevan ningún traje especial para protegerse, como tampoco lo llevan los trabajadores que echan insecticida en la chacra vecina, en la que las lechugas ya brotaron. Parecen creer que ponerse una capucha en la cabeza es suficiente protección para ellos.
No lo es, por supuesto.
Estamos en los alrededores del centro poblado de Macas, en el distrito de Santa Rosa de Quives, a hora y media en auto del centro de Lima. Luis Gomero, coordinador nacional de la Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA), nos ha traído para mostrarnos su pequeña finca, en la que cultiva hortalizas orgánicas.
Pero lo que más nos sorprende de la visita es encontrar en el camino a numerosos agricultores echando plaguicidas sin tomar las medidas de protección adecuadas. El Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) indica que los trabajadores que aplican estos productos deben usar guantes, botas, mamelucos de dos cuerpos y mascarilla.
Pocos de los que vemos cumplen estas indicaciones. Uno de ellos, incluso, trabaja con las piernas descubiertas.
Luis Gomero dice que 3 millones de peruanos laboran en la agricultura. Según sus cálculos, unos 147 mil se dedican a rociar plaguicidas, es decir, están en permanente contacto con agentes químicos contaminantes. ¿Cuántos de ellos usan las prendas de seguridad que recomiendan las autoridades? ¿Cuántos se dedican a esta actividad durante largos años?
¿Cuántos Dewayne Johnson están enfermándose en los campos de cultivo peruanos, ante nuestros ojos, sin que nadie –ni ellos mismos– lo sepan?
"Nunca en los alimentos"
Cuando Luis Gomero estudiaba Ingeniería Agrónoma en la Universidad Agraria, a fines de los setenta, poco después de que Monsanto introdujera el glifosato en la agricultura mundial, sus profesores le enseñaron que este herbicida solo debía ser usado para controlar el crecimiento de maleza en carreteras, pistas de aterrizaje y canales de regadío.
"Nunca en los cultivos de alimentos", le dijeron.
Cuarenta años después, el glifosato es el herbicida más usado en el cultivo de alimentos en todo el mundo.
¿Cómo ocurrió esto? Las razones son varias. La principal fue que los herbicidas en general hicieron más fácil y más barata la erradicación de hierbas y malezas, lo que en el pasado estaba a cargo de peones. Con los años su precio se redujo –en el Perú, una botella de glifosato de 1 litro cuesta en promedio 30 soles. Por último, las hierbas se hicieron más resistentes, lo que obligó a aumentar las dosis.
En el 2000, la patente de Monsanto sobre el glifosato expiró, lo que provocó la aparición de multitud de marcas que usaban la molécula original. Pero la marca de Monsanto, Roundup, se mantuvo como la más vendida, sobre todo después de que la empresa creó semillas resistentes al herbicida. Esto permitió que, en países como Argentina, productor de soya transgénica, campos enteros fueran rociados desde el aire sin el temor de que los cultivos murieran junto a las malas hierbas.
Lo que los agricultores no previeron –y, según sus críticos, Monsanto ocultó– fue que utilizar este agente tóxico conllevaba graves riesgos para su salud. Y, posiblemente, la de los consumidores.
Los males que causa
La pediatra Flora Luna lleva muchos años investigando el impacto de los alimentos en la salud humana. Fue una de las promotoras de la Ley de Moratoria de Transgénicos y es una de las que mejor conoce en el país los potenciales efectos nocivos del glifosato en nuestros cuerpos.
En su despacho en una clínica local, Luna nos muestra los datos extraídos de la Antología Toxicológica del Glifosato, un volumen elaborado por médicos argentinos a partir de la revisión de 830 artículos científicos dedicados al tema.
Según estas investigaciones, los males provocados por esta sustancia pueden ir desde hígado graso e insuficiencia renal hasta Alzheimer, Parkinson, autismo y diversos tipos de cáncer, incuyendo el linfoma no Hodgkin, sobre el que dos científicos, Hardell y Eriksson, ya advertían en una fecha tan temprana como 1999.
La acumulación de evidencia científica llevó a que, en el 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al glifosato como un probable carcinógeno humano (la segunda categoría en toxicidad cancerígena).
Sin embargo, en todos estos años, Monsanto ha seguido sosteniendo que el glifosato es inocuo y que no causa cáncer.
Esta semana, Domingo le preguntó a la empresa Bayer, que desde junio es dueña de Monsanto, en qué se basaba para sostener esta posición. La respuesta llegó por escrito.
"Más de 800 estudios, incluido el U.S. Agricultural Health Study (...), no encontraron ninguna conexión entre el glifosato y el cáncer. El Instituto Nacional de Salud reafirmó recientemente que el glifosato no causa cáncer y el EPA, la EFSA, la ECHA y otros reguladores alrededor del mundo también han concluido que el glifosato puede usarse de manera segura", señaló.
Sin embargo, en el curso del proceso entablado por Dewayne Jonhson se dieron a conocer una serie de documentos internos –los llamados 'Monsanto Papers'– que revelaron que la compañía no estaba segura de que el agente químico en cuestión no era carcinógeno.
Además, diversos científicos independientes han advertido que los informes favorables de EPA, ECHA y los otros reguladores fueron elaborados con datos proporcionados por la propia Monsanto, mientras que el reporte de la OMS utilizó datos independientes. Una significativa diferencia.
Monitoreo sin glifosato
¿Qué está haciendo el gobierno para regular el uso del riesgoso glifosato dentro del país?
Acudimos, en primera instancia, al Senasa, el organismo que autoriza la venta de los plaguicidas. Humberto Reyes y Jenny Malpartida, director y especialista del Área de Inocuidad Agroalimentaria, respectivamente, enumeraron las indicaciones que figuran en las etiquetas de estos productos: medidas de seguridad, dosis y período de carencia.
Pero, ¿qué pasa específicamente con el glifosato, que es potencialmente cancerígeno? Los voceros del Senasa afirmaron que si es cancerígeno o no es algo que ellos no pueden establecer. "Quien debe determinarlo es la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa)", apuntaron.
Por otro lado, es verdad que el Senasa desarrolla desde el 2011 un programa de monitoreo para detectar la presencia de plaguicidas, medicamentos veterinarios y metales pesados en los alimentos que consumimos. Y que los altos porcentajes de alimentos contaminados que aparecían en el 2015 y el 2016 se han ido reduciendo.
Sin embargo, Humberto Reyes reconoció que en el programa no está contemplada la búsqueda del glifosato. ¿Por qué? Según dijo, porque la probabilidad de que contamine a los alimentos es baja, ya que se aplica antes de la siembra.
Pese a lo dicho, informó que a partir del 2019 se incluirá esta sustancia en la lista de químicos a detectar.
Se inicia investigación
Los voceros del Senasa señalaron que hace unos días, luego de conocer la noticia de la condena contra Monsanto en California, solicitaron a la Digesa que les indique si el glifosato es cancerígeno o no y si deben adoptar medidas.
Así que acudimos a la Digesa en busca de esa respuesta.
Su director, Percy Montes, fue claro: para ese organismo, el glifosato es "probablemente carcinógeno", tal como lo estableció la OMS en 2015.
Le preguntamos si, entonces, no deberían adoptar medidas específicas para prevenir que esta sustancia provoque la aparición de la enfermedad en las personas que la manipulan.
Montes respondió con un anuncio.
Esta semana, la Digesa iniciará una investigación conjunta con el Centro Nacional de Prevención de Enfermedades del Ministerio de Salud para determinar posibles conexiones entre enfermedades y plaguicidas como el glifosato. Paralelamente revisarán estudios internacionalesy locales.
"Eventualmente, se podría restringir o prohibir el ingreso de este producto al país", dijo.
Montes también reconoció que esta decisión se adoptó tras conocer el fallo sobre el caso Dewayne Johnson.
Así fue que, desde el otro lado del continente, el humilde jardinero de San Francisco le recordó a nuestras autoridades que el agente químico que lo enfermó también es un peligro para los peruanos.